En noviembre me dieron una de esas sorpresas de “coge la cámara y ponte bambas“. El destino no era otro que el Monasterio de Piedra, escondido entre las sierras del Sistema Ibérico, un parque precioso lleno de cascadas y grutas el cual no podría ser más especial.
Nada más empezar te dan un mapa para seguir la ruta guiada y hacer el recorrido que sigue todo el bosque. Dos de los puntos fuertes de la visita, son la famosa “cola de caballo”, una cascada de más de 50 metros y la “gruta Iris”, que tiene un acantilado con unas vistas increíbles.
Pero como una imagen vale más que mil palabras aquí os dejamos unas cuantas para que podáis disfrutar un poquito de este lugar tan mágico.
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